martes, 29 de mayo de 2012

Apoyo y Aprendizaje



La adolescencia es, por si misma, aprendizaje. Aprendizaje de los adolescentes y aprendizaje de la sociedad sobre sus preguntas e innovaciones. Este aprendizaje requiere apoyo para realizarse a la manera de los jóvenes: experimentando, buscando nuevas sensaciones y cuestionando viejas visiones.
 Todo proceso de transformación implica riesgos. Los riesgos de la adolescencia pueden ser mitigados –o también aumentados– por la familia, la escuela y la sociedad, que son los tres grandes ámbitos de desarrollo vital y aprendizaje.
La familia
La mayor necesidad de un adolescente es contar con la confianza de sus padres, especialmente cuando se equivoca. Los padres deben permitir que los adolescentes asuman responsabilidades según su necesidad, aunque ello implique algunos riesgos razonables. Deben hablar mucho con ellos. No dejar de interactuar bajo ninguna circunstancia, aunque sea difícil. Lo esencial es mantener la comunicación y no suspenderla nunca. Comunicación con amor, con suavidad, con argumentos y razones, sin gritos ni imposiciones, sin interrogatorios ni castigos.
 La base de la comunicación es la reflexión y las preguntas claves siempre serán: ¿Cómo crees que debes hacerlo? ¿Por qué crees que estuvo bien o mal? ¿Qué aprendiste de esa experiencia?
El mayor error de los padres con los adolescentes es imponerles su propio modo de ver el mundo y de actuar. En ese caso los adolescentes se ven obligados a aislarse y todos perdemos los cambios y oportunidades que su creatividad podría ofrecernos.

La escuela
El adolescente está ansioso por aprender, pero requiere que ese aprendizaje se realice según su necesidad y su ritmo. Para servir a la adolescencia, la escuela debe ser divertida, creativa, experimental y cooperativa. Debe estimular la libertad, el diálogo, la posibilidad de dudar y el desacuerdo. Debe ser respetuosa de todos los derechos. Debe permitir que los estudiantes puedan expresarse, innovar, gastar su energía y formar su personalidad alrededor del deporte, de la música, el baile y el teatro. Debe facilitar la amistad y la recreación. Debe abrir sus puertas a la comunidad circundante. Y, claro, debe continuar transmitiendo conocimientos científicos y culturales, de manera reflexiva, útil y ligada a la vida cotidiana. Cuando la escuela no garantiza las condiciones mencionadas, el adolescente la sustituye por la calle como centro principal de aprendizaje y socialización.
Lo peor que puede pasar a la formación de un adolescente es que se retire de la escuela, porque usualmente no tiene regreso a ella y se le cierran entonces la mayoría de los caminos para desarrollar sus capacidades y mejorar sus oportunidades de bienestar.
La sociedad
Los adolescentes aprenden en un contexto de actividades que les resultan excitantes porque son novedosas, masivas y creativas. Necesitan por ello que la sociedad les brinde
La adolescencia es esencialmente una época de cambios. Trae consigo enormes variaciones físicas y emocionales, que son fascinantes porque logran la transformación del niño en adulto. Como todos los procesos importantes de cambio, genera perturbaciones y confusión. Por eso es angustiosa para el adolescente e incomprensible para los adultos, pero es esencial para el desarrollo de la vida y -si los adultos no lo impedimos- culmina exitosamente en la madurez y en el avance de la sociedad.

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